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Pensiones y retiro

Un problema de todas las edades

 ¿Qué es un problema? Algo que necesita solucionarse. Y en específico un problema económico se define como “el uso eficaz de los recursos limitados para satisfacer las aspiraciones ilimitadas de la sociedad”.

Todas las personas nos enfrentamos cotidianamente con problemas de este tipo: ¿cuánto gastar en el supermercado?, ¿pagar con efectivo o con tarjeta de crédito?, ¿enviar a los hijos a la escuela particular o de gobierno?, ¿cómo gastar menos en gasolina cuando esta sube de precio? Los hemos tenido desde que no generábamos ingresos. Recuerde el lector su primera “gastada”. ¿En qué se lo gastó? Quizá en refrescos, dulces o botanas (pero no en todas las que habían en la tienda).

La jubilación o retiro para las personas que generamos ingreso ya sea a través de un sueldo siendo empleados, trabajadores independientes o teniendo una empresa, es un problema económico que necesita atención y mientras más pronto lo hagamos, menos dinero nos costará.

Entendiendo las pensiones en México

Desde que empezó su vigencia la Ley del IMSS 1973, las personas que habían cotizado (es decir trabajado con un patrón que pagaba sus cuotas obrero-patronales al Instituto) tenían que cumplir con ciertos requisitos para obtener pensión por jubilación, juntando 500 semanas de cotización y llegando a edad 60 para poder realizar el trámite de este derecho. Este esquema era un tipo “contributivo” que quiere decir que los fondos que se necesitaban para pagarle al trabajador pensionado provenían de la contribución de los trabajadores en activo.

El esquema de “trabajo toda la vida en la empresa y cumpliendo la edad, me puedo ir a mi casa con mi mismo sueldo (o al menos el 75% de lo que ganaba) y tengo la confianza de tener cobertura de seguridad social (servicio médico y una pensión heredable por viudez, etc)” era lo más común.

Este esquema de reparto en México, empezó a operar desde 1943, y la entidad encargada de administrar las pensiones era el Instituto Mexicano del Seguro Social. En aquel entonces había 26 trabajadores activos aportando sus cuotas por cada trabajador que se pensionaba. Es decir, los recursos eran más que suficientes.

Sin embargo, la población de México, como la de todo el mundo, comenzó a envejecer, y se proyecta que para 2035 habrá solamente dos trabajadores en activo por cada jubilado. Claramente se veía venir un gran problema de liquidez.

En 1973, se realiza la primera reforma al Sistema de Pensiones, definiendo que la pensión se calcularía en base al promedio del salario de los últimos 5 años de cotización y las semanas que tuviera el trabajador.

Los errores cometidos en esta Ley, como permitir la posibilidad que quien hubiera cotizado con un salario bajo toda su vida laboral, pudiera acceder a una pensión más alta cotizando con alto salario únicamente estos últimos 5 años, junto con el hecho de que la esperanza de vida se ha alargado (las personas pueden necesitar el pago de pensión más de 30 años después de trabajar 30 años también), hizo que fuera insostenible.

La famosa reforma de 1997

Es así que, el incremento de la esperanza de vida y el continuo envejecimiento de la población planteó la necesidad de realizar más cambios al sistema de pensiones, tanto de la iniciativa privada (que cotizaran al IMSS) como para las personas que trabajan para el estado u organismos paraestatales (gobiernos federal, CFE, PEMEX, etc.), de manera que la primera acción fue para los primeros y es que en julio de 1997 se promulga la Ley de Los Sistemas de Ahorro para el Retiro, o comúnmente llamada Ley 97.

En 2021 se cumplirán 24 años del inicio y en teoría empezarían a jubilarse las primeras personas bajo este régimen, en cual requiere juntar 1250 semanas de cotización (contra las 500 que requería la Ley 73) y se proyecta que más de 5 millones de personas no alcanzarán este requisito y se quedarán sin pensión.

Modelo chileno

Los principales problemas para los trabajadores son la baja contribución que se realiza a su fondo de retiro, en el cual la pensión se calculará en base al ahorro que tenga el trabajador al final de su vida laboral. El modelo chileno de dónde se tomó de base para la creación del implementado en nuestro país, considera una aportación del 10% del ingreso del trabajador a su fondo de retiro, y al día de hoy ha demostrado ser insuficiente. En marzo de 2017, millones de chilenos salieron a las calles a protestar por masivamente para reformar el sistema implementado por Augusto Pinochet en 1981, ya que muchos no alcanzan ni un salario mínimo.

En México, el panorama para muchos no es mejor. Desde su implementación los trabajadores que cuentan con Afore han contribuido solamente con el 6.5% de su ingreso a sus cuentas individuales y se calcula que la mayoría obtendría entre 20 y 30% de su ingreso como pensión a través de este esquema (si es que cumple con el requisito de cotizar 1250 semanas ante el IMSS).

Generación de transición

Actualmente conviven en simultáneo tanto la Ley 1973 como la de 1997, y hay todavía 6 millones de personas que integran la llamada “Generación de Transición” habiendo cumplido con el requisito de tener 60 años podrá elegir jubilarse por un sistema o por otro. Siendo que las pensiones por la Ley 1973, pueden ser de entre 100 y 130% del salario del trabajador, es esta la opción obvia para quien tenga derecho.

¿Cómo saber a qué sistema pertenezco?

Todos los trabajadores que hayan empezado a cotizar ante el IMSS antes del 30 de junio de 1997 tienen derecho a la Ley 73, y quienes comenzaron a partir del 1º de Julio de 1997 solamente podrán hacerlo a través de su Afore.

En una encuesta realizada a las 300 personas que han asistido a los talleres de Retiro Inteligente, el 45% no sabe a qué sistema de retiro pertenece.

¿Qué pasa si soy independiente?

En México existen más de 35 millones de personas que generan ingresos sin ser empleados ya sea de manera informal o independiente, de forma que no tienen ningún sistema para retiro, sin embargo, su situación no es muy diferente de quien se jubilará por la Ley 97 con una pensión de salario mínimo. De manera que debes buscar un instrumento para ahorrar e invertir durante tu vida productiva los recursos que necesitarás a partir del momento que desees dejar de trabajar (o tengas que hacerlo por cuestiones de salud).

Pero entonces, ¿qué podemos hacer por nuestro retiro?

En primer lugar, necesitamos identificar a que tenemos derecho y a que no, dependiendo del sistema de jubilación.

En segundo lugar, necesitamos pensar bien en nuestro plan de vida, ya que es muy probable que si eres de la generación nacida después de 1980 (si, los llamados “millenial”), la posibilidad de trabajar para una misma empresa no sea lo más atractivo. O talvez quieras en algún punto independizarte o empezar tu propia empresa. Esto hace que lo más probable es que no puedas juntar tus 1250 semanas de cotización y por tanto no tendrás una pensión por tu Afore.

Pero lo más importante es determinar (o al menos estimar) nuestra necesidad de ingresos futuros en base al estilo de vida que deseamos mantener. Para una persona que quiere disponer de 20 mil pesos mensuales, será necesario contar con 4 millones 800 mil pesos en activos dentro de su patrimonio para que al retirarse a edad 65 le permita generar este ingreso mensual por 20 años aproximadamente.

Ahorro, educación financiera e inversión.

Para la mayoría de las personas, incluidos los que tienen derecho a la pensión por Ley 73 (en caso de que venga una muy probable reforma al sistema y disminuya su derecho), será necesario incrementar su ahorro y a través de la educación financiera empezar a invertir en instrumentos adecuados para el largo plazo. Actualmente cualquier persona tiene al alcance muchos productos financieros como las mismas Afores, Planes Personales de Retiro privados, Fondos de Inversión y ETFS para ayudarlos a llegar al monto que les permita un retiro tranquilo y con recursos

suficientes, pero es importante saber que independientemente de los instrumentos elegidos, el tiempo es dinero y mientras más pronto empiece, más eficiente será su ruta hacia esta etapa que todos anhelamos sea de realización.

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