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Tu mejor inversión: la salud

Aunque al principio la relación entre salud y economía no parece nada obvia, la realidad es que una buena inversión financiera, y cuidar de nuestro bienestar, tienen varias cosas en común.

¿Por qué invertir conscientemente en nosotros mismos es de las mejores apuestas que podemos hacer? Piénsalo un segundo: eres el activo más importante que tienes, y trabajar en uno mismo debería ser la prioridad de cualquier persona.

A diferencia de una casa, algún local comercial o un automóvil, que se pueden cambiar o reemplazar, tú vas a seguir siendo tú hasta el final de tus días. No puedes venderte ni canjearte por otro tú, pero lo que sí puedes hacer es mejorarte día a día y apostar por ti.

Lo anterior no tiene que ver con técnicas de automotivación, nuestros recursos (salud física, higiene mental, inteligencia emocional o inclusive ciertos talentos), si no sabemos cuidarlos, si no aprendemos a apostar e invertir inteligentemente en ellos, se verán mermados. La salud y nuestro potencial como seres humanos funcionan como una inversión, ni más ni menos.

De hecho, los estudios demuestran que, sin salud, no hay economía. Los siguientes párrafos fueron tomados del “Informe del foro sobre inversión en salud de la cumbre mundial sobre innovación a la Salud de 2016”, estas fueron algunas de las conclusiones de dicho foro:

1.Salud y riqueza van de la mano durante toda nuestra vida: en el vientre y en la primera infancia, en la edad adulta y de una generación a otra. Sabemos que, desde el vientre, a los niños con mala salud no les va tan bien como a aquéllos que tienen mejor salud. La desnutrición, la exposición a la contaminación del aire, están relacionados con un peor desempeño académico en la escuela. Los efectos perduran, de forma que los niños enfermos, al crecer, tienen peores resultados económicos en la edad adulta.

2. También existen pruebas concluyentes de que una mala salud en los adultos puede conducir a la pérdida de salarios e ingresos familiares reducidos. Los adultos enfermos se ausentan del trabajo más a menudo y son menos productivos cuando se encuentran trabajando. Esto significa que podrían terminar perdiendo su salario, lo que a su vez es desfavorable para la economía en general. Los costos de buscar atención médica, combinados con ingresos reducidos, representan una carga económica significativa para muchos hogares.

Como ves, el apostar “all in” a los hábitos con los que podemos multiplicar nuestro capital de vida, el cual está directamente relacionado, la mayoría de las veces, a cosas tan sencillas como: Alimentarnos sanamente, ejercicio físico, buena relación con el medio ambiente, correctos hábitos de sueño, es algo que hoy, en pleno año 2020, ya no debería ser opcional en nuestra forma de pensar.

Como profesional en odontología me tocó enseñar en escuelas y a mis pacientes prevención contra la caries, una de las enfermedades más comunes, la cual es muy fácil de evitar teniendo una buena higiene, sin embargo, con frecuencia muchas personas no adoptan correctas prácticas de cuidado oral por “falta de tiempo”.

Pasa lo mismo con la maravillosa disciplina del yoga que tengo el honor de impartir, con asiduidad escucho a la gente decir que no tiene tiempo para meditar o para su práctica de asana (posturas corporales), o les da desidia cambiar sus hábitos de bienestar y no se animan a incrementar rutinas de autocuidado en su día a día.

Es aquí justo donde la salud es una cuestión de inversión, donde se convierte en un artículo de lujo pues requiere de nuestra total voluntad para alcanzarla… a simple vista, escoger comer una fruta, en lugar de comida chatarra, no parece gran cosa; meditar 5 minutos, o no hacerlo, pareciera no importar; o bien, comprometerse con uno mismo todos los días a incluir herramientas de desintoxicación, como el raspado de lengua o auto masajes de drenaje linfático, figurarían como cosas irrelevantes, que podemos fácilmente obviar… ¡pero no es así!

Es un hecho comprobado que esos pequeños cambios de hábitos, que de forma individual parecen insignificantes, son literalmente como invertir en la bolsa de valores o ir ahorrando en tu cuenta de banco, y de forma similar te traerán grandes dividendos a futuro. Y es entonces cuando comprendes que, adoptar un estilo de vida saludable, no quita tiempo, al contrario ¡da tiempo!

Pero ¿Cómo lo hace?… Bueno aquí unos pocos ejemplos:

1. La meditación entrena a tu mente para sacarle mayor provecho al presente. Por lo que puedes hacer más en menos tiempo. Enfocándote en las cosas relevantes y evitando que los pensamientos basura te drenen.

2. El ejercicio físico mantiene tu cuerpo flexible y fuerte. Un cuerpo ágil y sano te permite ser diligente, lo cual evidentemente te hace ganar tiempo.

3. Comer de forma saludable brinda mayor energía a tu mente y cuerpo. Fortaleces tu sistema inmunológico, por lo que no pierdes tu valioso tiempo en estar enfermo, o al menos no tan frecuentemente.

4. El meditar, comer conscientemente cosas que te nutren, aprender técnicas para bajar el estrés, ejercitarse físicamente sobre todo con estiramientos, hoy está científicamente comprobado que evita el acortamiento de los telómeros, lo cual directamente nos rejuvenece. Si eso no es sinónimo de ganar tiempo, no imagino qué más podría serlo.

Y la lista podría seguir y seguir con todos las ganancias que el cuidar a conciencia nuestra salud trae. Y de cómo tu “inversión” crece y crece…

Comprometerte contigo misma a cuidar tu salud es de los mejores regalos que puedes darte. De las apuestas más redituables que puedes hacer y, además, garantizadas a ganar por mucho. Tu capital humano personal (salud, tiempo, felicidad, paz mental, energía de vida) se verá ampliamente multiplicado.

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