Cada vez que es año nuevo hacemos una larga lista de nuevos propósitos personales, entre los más comunes se encuentran el bajar de peso, el alcanzar mayores ingresos, ahorrar y ¿por qué no? realizar aquél viaje que siempre hemos anhelado. Lamentablemente, y eso nos pasa a todos, conforme va avanzando el año nuestros propósitos se van desvaneciendo por falta de constancia y otras razones, las cuales son tan variadas que ameritan una mención aparte. El resultado es que no bajamos de peso, seguimos percibiendo los mismos ingresos “por lo tanto no nos alcanza para ahorrar” y el viaje que anhelamos lo tenemos que degradar al viaje posible.
Bueno, en esta ocasión hablaremos en particular sobre dos de los propósitos de año nuevo más comunes: ahorrar y viajar, y cómo están estrechamente relacionados. Cabe señalar que, por un asunto cultural, los mexicanos no estábamos acostumbrados a planear con mucha anticipación nuestras vacaciones, sin embargo, principalmente por el internet, hemos visto las bondades de reservar con antelación boletos de avión y habitaciones de hotel.
A pesar de lo anterior, la mayoría no realiza una adecuada planeación de las vacaciones, sobre todo si hablamos del dinero que utilizaremos para este fin. Para disfrutar al máximo de tus vacaciones y no tener preocupaciones posteriores, es muy importante que definamos el presupuesto que destinaremos al viaje. Para establecerlo se tienen que tomar en cuenta los días que durará el viaje, cuántas personas irán, el tipo de hotel al que queremos llegar, las actividades que se piensan realizar, el transporte y también considerar una partida extra para imprevistos.
Una vez que hemos establecido el presupuesto, debemos definir ¿cómo lo pagaremos? Aquí hay dos opciones, o tarjeteamos todo: avión, hotel, entradas, comidas, etc, lo cual traerá como consecuencia que en nuestro viaje estemos pensando “¿¡cómo lo pagaremos!?” y que inevitablemente nos deje preocupados y con un “pendiente”. Es por eso que la mejor manera de disfrutar nuestras vacaciones es por medio del ahorro.
El ahorro necesita de 4 factores para que sea efectivo: en primer lugar, una meta definida, en este caso sería el viaje que queremos realizar; en segundo lugar, un importe que alcanzar, este ya lo tendremos con nuestro presupuesto; en tercer lugar, un tiempo en el que esperamos llegar al dinero necesario; y, por último, una disciplina férrea para que no haya nada que nos detenga para alcanzar nuestra meta.
Con esto en mente, y tomando en cuenta que ya conocemos la meta y el dinero para realizarla, debemos fijarnos un tiempo realista para juntar el dinero suficiente. Es decir, si a principios de 2018 decido que me quiero ir al mundial de Rusia y no tengo nada ahorrado, es muy posible que ni el 100% de mis ingresos en los primeros 6 meses del año alcance para cubrir el viaje. Sin embargo, si lo hubiera planeado hace 2 años, entonces sería más probable alcanzarlo.
Finalmente, la disciplina es fundamental para alcanzar nuestra meta de ahorro. Esto consiste en fijar el ahorro que iremos realizando, ya sea de forma quincenal o mensual, preferentemente un porcentaje sobre nuestros ingresos, de esa forma, aunque no tengamos un sueldo fijo, podremos avanzar hacia la meta y aprovechar ingresos adicionales como PTU, fondo de ahorro, aguinaldo, etc. Sin disciplina ahorraremos desordenadamente y no llegaremos a la cantidad necesaria.
Ya sé qué pueden estar pensando: pero si los boletos de avión o el hotel debo pagarlos meses antes para alcanzar mejores precios, ¿cómo podría esto entrar en el esquema sugerido? Realmente es fácil, podemos realizar la compra cuando ya tengamos el ahorro suficiente, si lo realizamos con tarjeta de crédito, liquidar el total de la compra en nuestro siguiente corte.
También, es importante que ese dinero que estemos ahorrando no solo lo juntemos, sino que también lo pongamos a trabajar en algún instrumento con riesgo bajo, se me ocurre que podrían ser los Cetes, así obtendremos un importe adicional a lo que estemos ahorrando, ¿cómo hacerlo? ¡Eso lo platicaremos en otro siguiente artículo!
Por último, considera que viajar es una de las más grandes vivencias que podemos tener: conocer nuevos lugares, costumbres diferentes, sabores exquisitos, todo ello es una gran suma de experiencias y que, al final del día, es lo que cuenta para alcanzar una vida plena. Los viajes en familia, sobre todo cuando éramos pequeños se quedan grabados en nuestra mente para siempre o ¿no es así?, ¿te acuerdas de algún viaje memorable en tu infancia? Entonces, no nos privemos de esos mágicas momentos, ya sea solos o en familia, por no ahorrar para concretarlos y tampoco empeñemos nuestros ingresos futuros. ¡Felices vacaciones planeadas!